
Lucas 11:34-36
La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.
El ojo es la lampara del cuerpo, veamos en que dirección esta puesta nuestro ojo, si nuestro ojo esta mirando la luz del mundo que es Jesús o ha desviado su mirada. En Hebreos 1:1-2 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Sí caminamos con paciencia puestos los ojos en Jesús, enfocados, alertos en las enseñanzas del Pastor de los Pastores, el cual sufrió la cruz, por precio somos salvos, El nos trajo al redil y nos injertó en la verdadera raíz, la rica savia del olivo, si la luz de Jesús alumbra nuestra mente y corazón, si dejamos que su Santo Espíritu nos ministre día en día porque estamos en comunión con Dios, poniendo por obra la voluntad de esa luz, la luz que es Jesus mediante su palabra entonces tu ojo será bueno y todo tu ser será guardada por esa luz, porque esa luz resplandecerá en tu ser controlando tus pensamientos y emociones y por ende todo tu cuerpo será llena esa luz admirable.
Pero si apartamos nuestros ojos de esa luz verdadera, alejándonos de esa comunión, de esa conexión espiritual y nos enfocamos o damos prioridad a otros afanes y enfocamos nuestra mirada en las tinieblas, en la oscuridad, en el pecado de este mundo, contaminando nuestra mente y corazón, con las costumbres y vanagloria del mundo entonces también tu cuerpo estará en tinieblas, seremos como una lampara sin luz, sin aceite, apagada, que no podrá alumbrar.
1 Juan 1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
Buscar siempre esa comunión con el Padre y con Jesús, para que siempre permanezca esa luz admirable en nosotros, porque sin El nada podemos hacer, El no quiere que nos soltemos de su mano derecha, no quiere que dejemos de mirarle, para ser como esa lampara que alumbra en medio de las tinieblas, para ser de bendición para los que necesitan de esa luz.
Juan 15:7-8 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
1 Juan 1 Juan 1:5-7
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, de todo acecho del enemigo porque si decimos que estamos en la luz y no hacemos de acuerdo a su voluntad, estamos mintiendo, reconozcamos que hemos desviado nuestros ojos, volveos a El, volvamos a poner nuestros ojos en Jesús, volvamos al redil, al Pastor de los Pastores, a comer de esos pastos delicados, reconociendo que sin esa luz que es Jesús, tropezamos, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la Fe.
Necesitamos de esa luz inconmensurable para ser como esa lampara que alumbre dando un buen testimonio en cada lugar que nos encontremos porque somos llamados para ser luz en medio de la oscuridad. En Mateo 5:14-16 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
