Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

perdon

Efesios 4:26

 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

El Señor nos enseña a tener el control de la ira. Muchas veces en la vida cotidiana se presentan situaciones que causan ira, pero esa ira  se debe saber canalizar con la ayuda de Dios, depositando toda ansiedad sobre Él, porqué Él tiene cuidado de nosotros.

Muchas veces traemos ese carácter explosivo como herencia de generaciones anteriores, sea de nuestros padres o de las personas que nos criaron, esas personas que estuvieron a nuestro alrededor que nos dieron mal ejemplo, con sus griteríos, pero ahora tenemos la palabra de Dios que nos enseña a caminar con sabiduría.

En Proverbios 15:2 La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces. Pero no pequéis, pecamos si esa ira no la sabemos manejar, controlar y tener dominio propio, la ira sin control trae consecuencias fatales aun en la salud, porque la  ira puede producir en el cuerpo presión alta, segregar mayor cantidad de bilis en el estómago produciendo un desorden en el metabolismo, miles de personas sufren de stress y esto debido a una falta de perdón o el no saber perdonar.

Así mismo puede producir desenlaces fatales, por un momento de ira sea con la pareja u otra persona, ocasionando separaciones, divorcios, resentimientos, tantas consecuencias fatales, solamente por un mal entendido y por no saber reconocer nuestros errores, por ello dice no se ponga el sol sobre vuestro enojo, esto quiere decir nunca debemos ir a la cama a descansar sin antes haber arreglado con el prójimo de cualquier situación de conflicto, el ponernos de acuerdo, el perdonar, el aprender a pedir perdón, porque en cuanto dependa de nosotros estar en paz con todos y en  santidad sin la cual nadie verá al Señor. 

Efesios 4: 29-32

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. El Espiritu Santo se contrista, se entristeze y no podemos tener paz, es hora de humillarnos reconocer nuestra falta, hablar sin ira y pedir perdón.

Muchas veces la ira puede venir de la otra persona, pero debemos de aprender a terner dominio propio, no dar mal por mal si no bien por mal, debemos a sí mismo controlar  no solamente la ira sino al mismo tiempo la boca, en Santiago 1:19 Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; muchas veces no somos buenos oidores, pero por algo Dios nos hizo con dos oídos y una boca para aprender a escuchar  y escuchar y hablar con prudencia y sabiduría, porque la respuesta debe ser con palabras blandas, que aquietan el enojo, porque son palabras sazonadas con sal, esto es palabra de edificación, palabra suaves que hacen que la situación se pueda calmar y si es posible mejor callar hasta que el furor se apacigüe.

Proverbios 15 La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.

En nuestra convivencia diaria siempre se presentan conflictos sea en el hogar principalmente,  con la pareja, por ello lo primero pedirle al Señor al amanecer, que nos ayude a controlar la ira,  el enojo, el aprender a tener dominio propio, su palabra y su Santo Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades y  sana toda herida interior, toda raíz de amargura, el perdonar a todos quienes que desde nuestra niñez tal vez porque no conocían la verdad que es la palabra de Dios se equivocaron, pero ahora que tenemos al Señor como el pastor de nuestras vidas, nos ensaña a perdonar y aun a perdonarnos a nosotros mismos por nuestras malas decisiones, El renueva nuestras fuerzas, nuestra mente,  el tener esa paz de Dios primero en nosotros para poder impartir a  los demás, el ser agradecidos con el Señor, muchas veces solo vemos las cosas negativas, pero si vemos todo lo bueno que tenemos, las bendiciones que día a día se manifiesta en nuestras vidas, entonces seremos sanados y la ira y el enojo no debe perturbar nuestra vida.

En la vida cotidiana poner en orden  si existiera  alguna situación no sanada,  es mejor conversar tranquilamente con la persona y explicarle  el problema, ponerse de acuerdo y si tengo que perdonar o pedir perdón debemos de hacerlo, pero si gritamos dejándonos llevar por la ira y el enojo no se podrá solucionar ninguna situación. Sin querer si no tenemos dominio propio podemos herir a la persona más querida, pero tenemos el Espíritu Santo que nos redarguye de todo pecado, porque nos sentimos mal, no podemos tener un sueño gratificante, entonces es hora de arreglar, que no se ponga el sol sobre nuestro enojo, es hora de solucionar el problema.

En Lucas 17:4-6  Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale. Pero cuando la persona  no es creyente entonces uno como creyente es importante dar el primer paso,  primero orar por esa persona y en el amor de Dios hablar con sabiduría tratar de solucionar ese problema, me contó una joven que tenía una hermana un tanto conflictiva, cuando tuvieron una discusión originada por la hermana, el Espíritu Santo le hacía sentir que tenía que perdonar y reconciliarse con su hermana ella dijo que no podía porque su hermana tenía un carácter difícil, pero pidió a Dios fuerzas y obedeció y fue cuando le vio a su hermana le dijo perdóname y su hermana justamente le estaba esperando con los brazos abiertos luego de un tiempo su hermana recibió al Señor como su salvador.

 Proverbios 29  8 Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; 
Mas los sabios apartan la ira.  

Pedirle al Señor cada día para  que nos ayude a controlar la ira, el enojo, a no ser tan explosivos,  a tener dominio propio, a aprender a aquietar las llamas, por que ello produce bendición, lo cual es la voluntad de Dios.

Proverbios 12: 18 Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; 
Mas la lengua de los sabios es medicina. 

Amen.

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