LA FE DEL CENTURIÓN

La  fe  del centurión 

10 Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al siervo..

Lucas 7: 1-10

En este pasaje  vemos cuando un  siervo del centurión  estaba enfermo y era una enfermedad de muerte, y todos los Judíos amaban a este ciervo ya que él había ayudado en la construcción de las sinagogas, lugar donde los Judíos se reunían a compartir la palabra de Dios, entonces podemos entender que este ciervo era temeroso de Dios y no solo eso sino  que era un varón de buen testimonio y querido también por su  jefe el centurión. Pero podemos ver que el centurión también era temeroso de Dios,  ¿que era un centurión en esos tiempos? era un militar romano que tenía a su mando 80  hombres y era escogido por sus cualidades de resistencia, templanza y mando.

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                                                                            Aspecto de un centurión de los años 70 d.C.

Podemos imaginar a un centurión de un aspecto rudo y de un carácter fuerte, pero también se puede entender de este centurión en particular que conocía la palabra de Dios, ya que en esos tiempos Jesús predicaba por todas partes y la palabra fue sembrada también en El y no solo la palabra si no fue tocado por el Espíritu Santo, por lo cual fue revelado a  él, la importancia de la palabra.

En Lucas 7: 3-5  Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.

Fueron los Judíos y rogaron a Jesús, cuando ya se encontraban cerca el centurión mandó a unos amigos diciendo.

Lucas 7: 6-10

—Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo. Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero, con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo. Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.

Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó:

—Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.

10 Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al siervo.

Esa revelación que tuvo el centurión del poder de la palabra de Dios y la autoridad que tiene para sus hijos, lo comparó a su trabajo que  como centurión tenía  a su cargo siervos, que cuando él decía : «has esto y lo hacían», sus ciervos le  obedecían  sin reproches, porque él era el Jefe, de igual manera si Dios no enseña su palabra, donde la obediencia de su palabra viene con una promesa de bendición, debemos de creerla y obedecerla y mas aun si es la palabra de Dios.

En Juan 12:44-50

47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.

48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

Dios tiene autoridad para con sus hijos, nos enseña mediante su palabra muchos mandamientos, una de ellas también dice en  Juan 5:39

39  Escudriñad las Escrituras; porque a os os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

2 Corintios 1:20

20 porque todas las promesas de Dios son en El Sí, y en El Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.

Es la obediencia a su palabra que viene con promesas, y esas promesas son de bendición, de restauración y sanación, eso entendió el centurión y lo creyó, por eso  dijo: “con una sola palabra que digas será sano”,  sabía del poder de la palabra de Dios, y supo que no era necesario que vaya a su casa, solo escuchar la palabra con esa autoridad que viene de Dios  y será hecho

Jesús se maravilló de esa fe del centurión, y el siervo fue sanado.

Es necesario conocer la palabra, para que en el día malo, como Jesús cuando estaba en el desierto, contestó, escrito está.

Oración.

Señor dame sed y hambre de tu palabra, muéstrame tu verdad, Espíritu Santo abre mis oídos y mi entendimiento, guíame a toda verdad. fortalecerme con tu palabra.

Amen.

 

 

 

 

 

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